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/Éstas canciones me hacen desarrollar mis interfícies primarias

La etapa de la adolescencia es una época de cambios y descubrimientos, donde el sujeto intenta encontrarse a sí mismo mediante elementos externos como referentes. Es por esta razón, como grupo social, que los adolescentes resultan idóneos como público comprador que en la búsqueda de una identidad cambiante, variable y sobre todo moldeable. En este sentido cabe destacar cómo la representación social del adolescente nace casi de forma paralela a la «democratización» de los medios de comunicación de masas, insertando en las narrativas televisivas un nuevo modelo psicosocial que hasta entonces era desconocido. Así pues la figura del adolescente, que parte de la imagen sin referentes, comienza a edificarse mediante ciertos clichés que enmarcan su figura en un personaje que hay que controlar, peligroso y sobre todo, en una edad que determinará su futuro como ciudadano. Ejemplos como James Dean, que se establece un icono cultural y referente social a partir de la película «Rebelde sin causa«, precederán a una representación que acabará en una aceptación del modelo contemporáneo, provocando en muchos casos situaciones de ostracismo voluntario inducidos por el capitalismo y el consumo de productos y estilos de vida.

Uno de los elementos identificadores de los adolescentes desde el nacimiento de su figura y representación que determinan y canalizan comportamientos, es la música. Popularizada rápidamente a nivel global a partir de los años 50′, ayudada por su sencilla comercialización, la música se convierte en un elemento que define formas de hacer, ser, ver e identificarse, donde el reconocimiento de los consumidores mediante letras basadas en la empatía y las tonalidades repetitivas, facilitan la mitificación de los cantantes.

Con este vídeo el autor pretende reconstruir la imagen del artista como un adolescente que tiene la voluntad de revelarse contra estereotipos mediante clichés. Retratando dogmas, formas de comportamiento y relaciones con la realidad que construye la idea de mundo y la idea de sí mismo en relación a los otros, se crea una escena donde el artista permite que entramos como espectadores al espacio privado, poniendo de manifiesto actos que normalmente hacemos en la privacidad. Mostrar la intimidad del hecho de cantar o disfrazarse en el marco de casa para imitar a uno sus ídolos mediáticos, conforma un escenario concreto donde se asumen y muestran prácticas íntimas y aparentemente rebeldes en un sujeto mediatizado, convirtiendo la pieza en un tipo de documento etnológico que crea un retrato concreto sobre los modos de relacionarnos mediante filtros capitalizados.

Vídeo digitalizado de VHS. 15’59 min.

Medidas variables

P.A. 00/01_06’