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/Workers in progress

La principal característica de la Revolución Industrial no sólo fue el inicio del uso de máquinas en fábricas con el objetivo de aumentar la velocidad de producción mediante este método, incrementando la productividad y los beneficios, sino que también constituyó un nuevo orden social basado en el proletariado a disposición de la nueva clase burguesa de la que dependía para su subsidencia.
Así pues la nueva clase social obrera se vio sometida a unas condiciones de trabajo que hacían muy difícil una supervivencia digna. Al inicio de la industrialización los obreros trabajaban 12, 14 y 16 h. diarias a cambio de un sueldo que era fijado de forma unilateral y arbitraria por el patrón. Muy a menudo, en nombre del progreso y sin ningún tipo de reglamentación laboral, la situación higiénica y ritmo de trabajo que existía en las empresas provocaba decenas de muertos, ya fueran por accidente o enfermedad y el Estado intervenía cuando la ley y el orden ya estaban amenazados por piquetes o huelgas. Las primeras leyes que se ocuparon de las condiciones laborales, fueron promulgadas por el Parlamento Británico en 1802 y incidió especialmente en la limitación de la jornada laboral de los niños/as que se reducía a 9h y se imponía al patrón darles de instrucción . Posteriormente Francia prohibió el trabajo a menores de 8 años.

Ante un escenario deplorable con unas condiciones de vivienda insalubres (F. Engels describe la vivienda obrera en una sola habitación, sótanos donde habitaban una familia entera o la famosa Casa Pequeña de S. Antonio en Barcelona donde alojaba a 115 personas (1) ), alimentación paupérrima (el médico PF Monlau en «Higiene industrial» 18.562, describe como los grosor proletario alimentaba a menudo de desechos de carnicerías), de explotación de fuerzas (con decenas de mutilaciones o muertes por accidentes enterrados en fosas comunes), la revolución Industrial entendió el grueso proletario como un órgano más de producción, justificando el hecho en nombre del progreso y el avance social. Esta historia social reciente de nuestro país, maquillada desde la actualidad y únicamente cuando es abordada porque regularmente se oculta, parece ser entendida como una especie de «sacrificio» de nuestros antepasados para que dispusiéramos de un futuro (la actual presente) más digno, otorgando a la historia industrial una pátina romántica con la que deshacer la responsabilidad del Estado. Sin desde la actualidad parece ser que se replique la historia del espesor proletariado, donde cientos de personas viven una situación similar a la de finales del s. XIX principios del XX, donde la explotación laboral y las condiciones de vivienda, alimentación y salarios, además de ser paupérrimas, replican el orden del dominador y el dominado tal y como se evidenció en el Urgell con la situación los «falsos autónomos», donde A. Rodríguez, secretario general de la FICA en Lleida, explicó en rueda de de prensa de las denominadas «falsas cooperativas», la mayoría del sector cárnico, que están «explotando» los trabajadores y abusando de hecho de que la mayoría de gente tiene mucha necesidad de trabajo y son inmigrantes: «No hay previsto horario, con jornadas de 12 horas de trabajo y 27 días al mes, sin protección de riesgos laborales», assegura (2).

El trabajo que se presenta repiensa el término «Work in progres» como trabajos en proceso, trabajos en curso, bienes en proceso o inventario en proceso como bienes parcialmente terminados de una empresa o que esperan terminación y venta eventual en valor de estos artículos que se están fabricando o esperando un procesamiento posterior en una cola o en un almacenamiento intermedio. El término se utiliza en la producción y gestión de la cadena de suministro y en cuando a la gestión óptima de la producción, que tiene como objetivo minimizar el trabajo en proceso. El trabajo en proceso requiere espacio de almacenamiento y representa un capital disponible para la inversión y conlleva un riesgo inherente de expiración anterior de la vida útil de los productos: una cola que conduce a una etapa de producción muestra que el paso está bien amortiguado por la escasez de suministros de las etapas precedentes, pero también puede indicar capacidad insuficiente para procesar la salida de estos pasos precedentes.

La propuesta realizada el 13 de agosto de 2021, consistió en pagar con dinero público del Ayuntamiento Municipal de Tàrrega a una persona no nacida en el territorio español y residente en Catalunya para que durante 8h, correspondientes a una jornada laboral, condujera un coche por toda la ciudad exhibiendo dos fotografías de l’Arxiu Comarcal d’Urgell y un texto en audio registrado y escrito por el autor. Durante las 8h el conductor también repartió 42 modelos de octavillas diseñadas mediante 42 imágenes de l’Arxiu que exponen 42 frases que forman el texto en audio, con el objetivo de reflexionar sobre la figura de lxs temporareos del Pla d’Urgell, el Progreso, el trabajo como disciplina militar y la Revolución Industrial. Durante la jornada laboral el conductor realizó los descansos Sindicales vigentes y el presupuesto incluyó dietas y transporte desde su lugar de residencia actual.

(1)https://ca.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3_Industrial#Condicions_de_vida

(2)bit.ly/3nLwzEg

«Workers in Progress»

Acción en la ciudad de Tàrrega durante 8h

Barcelona – Tàrrega 2021

https://www.tarrega.tv/el-projecte-workers-in-progress-de-daniel-gasol-tanca-la-quarta-edicio-del-trans-documentar/